miércoles, 15 de abril de 2015

Terapia Ocupacional en la Enfermedad de Parkinson

¡¡Hola a tod@s!!
Con motivo de la celebración el pasado 11 de Abril del Día Mundial del Parkinson, la entrada de esta semana está dirigida a conocer lo que la Terapia Ocupacional puede hacer para mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas que la padecen.

Todos hemos oído hablar en muchas ocasiones sobre esta enfermedad, pero ¿realmente sabemos hasta qué punto es capaz de limitar la vida de quienes la sufren?



El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, es decir, que tiene una evolución progresiva que va a ir afectando a nivel neurológico. Esta afectación supone que se producirán problemas a nivel físico, cognitivo, de falta de autonomía, y a consecuencia de todo ello, aparecerán problemas psicológicos, afectivos y sociales.
Se produce porque en el cerebro existe una falta de producción de dopamina, que es una sustancia química implicada en la producción de los movimientos del cuerpo y en la regulación del estado de ánimo.


Sintomatología: 

En la web www.parkinson.org enumeran los 10 Signos de Alerta Temprana sobre la Enfermedad de Parkinson, y que son los que se muestran a continuación:

1. TEMBLOR, que no coincide con haber hecho mucho ejercicio o haber tomado algún medicamento que lo cause.
2. Aparición de CAMBIOS EN LA ESCRITURA y/o  LETRA PEQUEÑA.
3. PÉRDIDA DE OLFATO.
4. PROBLEMAS EN EL SUEÑO, caracterizados por movimientos bruscos y repentinos mientras se duerme.
5. DIFICULTAD AL CAMINAR O MOVERSE. En este aspecto se refiere a si existe rigidez, sensación de que los pies se pegan al suelo, ausencia de braceo durante la marcha,...
6. ESTREÑIMIENTO.
7. VOZ BAJA que dificulta que los demás escuchen a la persona con claridad.
8. FALTA DE EXPRESIÓN FACIAL (ASPECTO DE MÁSCARA) Y AUSENCIA DE PARPADEO.
9. MAREO O DESMAYO.
10. ENCORVAMIENTO DE LA ESPALDA.


Papel del Terapeuta Ocupacional:

Como en todos los tratamientos que nos planteamos, lo primero que debemos hacer es una valoración de las capacidades para saber en qué fase de la enfermedad nos encontramos y qué dificultades existen en la vida cotidiana. Además valoraremos cuáles son los puntos fuertes que tiene la persona para poder utilizarlos en su favor.
Una vez hecho esto, estableceremos los objetivos de tratamiento, a ser posible consensuados con el enfermo y la forma en la que trabajaremos para la consecución de los mismos.

Todo esto lo llevaremos a cabo de manera general, pero ¿qué papel tiene el TO en esta enfermedad?

  • Lo primero trabajaremos las actividades de la vida diaria, especialmente las relacionadas con el autocuidado para conseguir la mayor autonomía posible. Prestaremos especial atención en aquellas tareas en las que la persona refiera mayores dificultades.                                                                 En el entrenamiento en AVDs con estas personas debemos tener en cuenta que pueden necesitar mucho tiempo para realizar la actividad, ya que uno de los aspectos negativos es la lentitud de movimientos así como la aparición de bloqueos.
  • Motivaremos y supervisaremos la realización de actividades instrumentales, favoreciendo la colaboración en tareas domésticas, por pequeñas que sean.
  • A nivel físico nos centraremos en  las capacidades y destrezas manipulativas, y el rango artticular y fuerza muscular, especialmente de los miembros superiores. Además trabajaremos la coordinación, resistencia, etc.
  • A nivel cognitivo trabajaremos aquellas áreas en las que veamos que se está produciendo un deterioro para intentar en la medida de lo posible frenar la evolución del mismo.
  • Elaboraremos junto a la persona una rutina diaria que le permita realizar sus tareas con la mayor tranquilidad posible que favorezca la participación con la familia y la comunidad.
  • Asesoraremos y entrenaremos en el uso de los productos de apoyo que puedan ser necesarios para fomentar la autonomía (cubiertos y platos adaptados, sillas de ruedas, ayudas para el vestido, etc.).
  • Junto con el resto de profesionales trabajaremos para minimizar los efectos de los síntomas de la enfermedad que producen limitaciones en el desempeño tales como la rigidez, el temblor, etc.
  • Por último y no por ello menos importante, realizaremos la evaluación del domicilio para detectar qué posibles riesgos existen y adaptar el entorno a las necesidades de la persona.

Como siempre, espero que esta información os haya sido de utilidad.
¡¡Feliz semana!! ;)

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